Memoria histórica: Cuando fuimos ilegales

Federico Armenteros es el presidente de la Fundación 26 de diciembre, una asociación dedicada a las personas mayores que son homosexuales, bisexuales o transexuales. O, como él los llama irónicamente, “las abuelitas que contamos cuentos”. Sus ‘cuentos’, lejos de tener un argumento idílico, repasan la historia reciente de España y hablan de la represión que el franquismo ejerció sobre ellos. Hoy están unidos para lograr que se les reconozca como unos represaliados más por la dictadura de la intolerancia.

La represión contra los homosexuales nació en el mismo momento en que les empezó a llamar como tales. Fue en 1869, cuando por primera vez se puso la etiqueta de homosexual. La palabra apareció en un opúsculo de Karl Kertbeny, un escritor que se oponía a que los homosexuales se introdujeran en el código penal alemán con castigos contra las llamadas “prácticas sodomitas”.

No lo logró, sin embargo. En 1871, la sodomía se definió como “un acto sexual antinatural cometido entre personas de sexo masculino”, y pasó a estar perseguida y castigada en Alemania. Después, sin embargo, hubo allí un cierto momento de liberación sexual y de tolerancia en los cabarets… hasta que llegó la época de Hitler.

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Monumento en Ámsterdam que conmemora a los homosexuales fallecidos durante el Holocausto
y representa el triángulo rosa invertido que utilizaron los nazis para señalarles (foto CC de La Sequencia)

Entre 1933 y 1945, se ha contabilizado que se arrestó a más de cien mil hombres (porque el nazismo desdeñaba la homosexualidad femenina), acusados de ser homosexuales. De esos cien mil detenidos, aproximadamente quince mil fueron a campos de concentración. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, sólo sobrevivieron cuatro mil de ellos. El resto son una parte de las víctimas del Holocausto de las que casi nadie habla.

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